sábado, 7 de junio de 2008

En memoria de Norma Corona


Ismene Figueroa López

El 21 de mayo se cumple un año más sin Norma Corona Sapién, una mujer valiente, activista incansable defensora de los derechos humanos, asesinada por “encargo”, acribillada a plena luz del día en Culiacán, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari en 1990.

Su muerte fue en un contexto bastante parecido al que vivimos. Salinas había llegado al poder en 1988 deslegitimado por unas elecciones tachadas de fraudulentas, -al igual que Felipe Calderón en el 2006-. Empieza a mover a una policía extremadamente corrupta y a un ejército que no esta preparado para enfrentar al narco. Se desencadena una violación de derechos humanos en todo el país. El propio gobierno tuvo que crear una Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) oficial, como una dependencia de la Secretaría de Gobernación, a cargo del reconocido abogado Jorge Carpizo, que a pesar de no tener autonomía, funcionó de manera efectiva porque tenía el apoyo de Salinas que pretendía limpiar su imagen, según nos cuenta el Lic. Lorenzo Ramos.

Así en este clima de violencia policiaca, apremios ilegales, donde se acusaba de narcotraficantes a los luchadores sociales, Norma estaba decidida a defender los derechos humanos a pesar de que implicara arriesgar su vida, no se amedrentaba por las condiciones de peligro aún más acentuadas en su natal estado de Sinaloa, que en otros lugares de la república por ser la reconocida zona histórica del narcotráfico.

Era una activista tenaz, bastante preparada, con una visión muy universal de los problemas, lo mismo asumía la defensa de derechos humanos en general, que los derechos de las mujeres, y sorprendía con el manejo de temas que en ese tiempo escandalizaban y hoy se consideran temas de vanguardia, como la equidad de géneros, aborto, o eutanasia; tenía claro su compromiso como mujer y persona.

Fue una académica de alto nivel, sobresaliente en extremo, dominaba los idiomas inglés, francés, italiano y alemán; se licenció en derecho en la Universidad Autónoma de Sinaloa, realizó su maestría en la UNAM en Derecho humanos y el doctorado en Roma, sobre derecho constitucional orientado a los derechos humanos, con maestros como Norberto Bobbio.

Era un personaje polifacético lo mismo la veías como activista de extrema izquierda, crítica irreconciliable del establishment, y al mismo tiempo con una sensibilidad artística increíble, pintaba acuarelas preciosas y tenía una voz grave tan hermosa que era una declamadora de excelencia, declamaba en público, poesías de García Lorca, Guillen, Machado, hasta la barca de Guaymas, recuerda el Lic. Lorenzo Ramos orgulloso originario de este puerto, quien la conoció en Sinaloa en la década de los sesentas-setentas, cuando el movimiento estudiantil de la Universidad de Sonora lo comisionó para hacer enlace con máxima casa de estudios del vecino estado, en un contexto de ascenso de masas, donde Norma era dirigente estudiantil en una lucha que reclamaba una reforma profunda en la educación universitaria, planteaba el concepto de universidad pueblo y se pugnaba por preparar cuadros concientes con el fin de impulsar a la sociedad y no para ser capataces, no como suelen ser los políticos comunes que llegan al poder.

Conociendo a Norma a través de su trayectoria firme en sus convicciones e ideales, no resulta extraño su empeño en mantenerse al frente a pesar de todos los peligros, ya antes lo había hecho en los 70´s cuando le tocó enfrentar una época dura del rector Gonzalo Armenta Calderón, un tipo que implementaba medidas muy policiacas para eliminar el activismo estudiantil, pero nunca desistió, al contrario aumentaba la resistencia y empujaba a la organización.

Norma, con esta fuerza que seguramente transmitía a las demás personas, impulsó para actuar de manera conciente y organizada, por que no tardó en conformarse en una de las pioneras del sindicalismo universitario en la UAS.

Pero su etapa de lucha no terminó con sus estudios universitarios, como suele pasar a veces con líderes estudiantiles, que sólo representa una etapa juvenil donde se vale ser rebelde.

Después de que concluyó sus estudios en Italia con un alto nivel ideológico y de preparación, regresó a Sinaloa, se asentó como académica, profesionista en Culiacán, en medio de un fenómeno de narcotráfico muy grande en Sinaloa.

Y como actualmente sucede también ahora, con el pretexto del combate al narcotráfico se dio una generalizada violación de derechos humanos, que afortunadamente, también generó una respuesta organizada encabezada por Norma, junto a su hermano y el maestro Loza Ochoa, que desembocó en una Comisión de defensa de los Derechos Humanos del Estado de Sinaloa (CEDHES), -que aún se mantiene en pie-, orientada principalmente sobre la actuación de la procuraduría y empezaron a calar hondo.

Norma, principalmente se empezó a convertir en una enemiga bastante molesta para sus adversarios, y a pesar de que ella sabía que sus denuncias estaban trastocando intereses que la ponían en la mira, siguió adelante y le costó ser acribillada en plena calle como un mensaje que deja claro lo que le sucedería a los que siguieran los pasos de ella, como también le pasó a su hermano dos años después, por interponerse en el camino de los poderosos, llámese gobierno, narcotráfico, o lo que es peor, la mezcla de ambos.

Jorge Carpizo, a la cabeza de la CNDH, asumió el compromiso de resolver el crimen de Norma, con todo el apoyo de Salinas, como una forma política de simular manos limpias, y así fue como resultó que detuvieron al comandante Francisco González Calderón de la policía Judicial Federal.

Pero no se resolvió el problema de fondo porque los hostigamientos, muerte e inseguridad con que se enfrentan los y las defensoras de derechos humanos siguen repuntando en nuestro país, y la impunidad es la garantía de los asesinos para seguir haciendo lo que les venga en gana sin límite alguno más que su conveniencia.

Como concluye Lorenzo Ramos la entrevista, mientras exista una simbiosis entre el narcotráfico y las autoridades que los combaten pues una causa perdida. Va a seguir ocurriendo, porque Calderón recicla el mismo aparato que no está preparado para enfrentar al narcotráfico y es un problema estructural.

El estado no resuelve el problema con una sola medida. Mientras siga manteniéndose esa idea no se sacará adelante al país.

1 comentario:

Unknown dijo...

Fui compañero de estudios de Norma, en Berlin Alemania y otras ciudades de ese pais. como parte de becarios del INAP, Mex, Y la Rep de Alemania, decia Norma tratandose de Derechos Humanos, y advirtiendole el suscrito que era la segunda vez que atentaban contra su vida, ella me señalo sic " Pepon, esto ya nadie lo detiene " y tenia razon , mientras mas tiempo pasa, mas nos damos cuenta que su muerte no fue en vano. Descansa en Paz Normita, con cariño. Jose Manuel Mayoral Figueroa