miércoles, 9 de enero de 2008

Judith Armenta y Gaby Enríquez : Despedidas de la Unison por motivos políticos

Ismene Figueroa López


Las autoridades universitarias tienen una elocuente manera de despedir a sus trabajadores: “Si no abandonan las instalaciones, las vamos acusar de robo”.
Por lo menos, esta fue una amenaza del inefable secretario general de la Universidad de Sonora, Arturo Ojeda de la Cruz en contra de Judith Armenta y Gabriela Enríquez Quintana, cuando les recordó de manera tonante que estaban despedidas.
Pero también, el nuevo Director de Comunicación Social de la Unison, Víctor de la Torre le dijo de manera irritable y alterada que el despido de ellas se debía a sus simpatías políticas.
Judith Armenta y Gabriela Enríquez son dos mujeres que participan activamente en el movimiento de resistencia civil pacífica que apoya a Andrés Manuel López Obrador. Son las productoras claves del programa “Y sin embargo se Mueve”, una voz de la Convención Democrática, en la radiodifusora “Radio Bemba” de esta ciudad.
La historia del despido de estas dos compañeras, representa una parte del altero de violaciones a los derechos laborales y humanos contra quienes trabajan en esta casa de estudios y se ven en la vergonzosa situación de tener enfrente a funcionarios que tienen una capacidad de razonamiento menor a la de un mandril en cautiverio.
Gabriela Enríquez relató esta historia oscura de la Unison: “la situación se presentó a finales de septiembre, cuando el nuevo Director de Comunicación Social de la Universidad de Sonora, Víctor de la Torre, le comentó que tenía un testigo que le serviría para despedirla de la institución”.
Ella tenía el puesto de Jefa de Televisión, pero su labor prácticamente era la de asistir al antiguo director de esta área, Cuauhtémoc González.
Pero cuando entró de la Torre al cargo, le dijo que ella no cumplía el perfil para el puesto que tenía de jefa de televisión. Luego le señaló que ella estaba en ese cargo con Cuauhtémoc González y como ya había renunciado este funcionario, a ella le tocaba pedir su “salida”.
Pero luego, tratando de enderezar sus palabras le dijo que el despido se debió a órdenes que giró el rector de la Unison, Pedro Ortega Romero.
Entonces, ella le pidió por escrito los motivos y Víctor de la Torre le respondió que “por escrito, nada”.
Debido a esto ella decidió continuar con sus labores.
Al día siguiente, el director de comunicación le vuelve hablar en tono intimidatorio, reclamando por qué seguía laborando después de que él la despidió, a lo que ella insistió en que le diera por escrito o que le diera una cita para hablar con él.
Al día siguiente se presentó con dos abogados. Ellos intentaron, pero las autoridades universitarias le pidieron que se retiraran y decidió entrar sola.
Acuden a la cita sin abogados. El representante legal de la Unison fue el único que habló. Y las amenazó que si no se iban de las instalaciones las acusarían de robo.
Después de esta reunión fueron a visitar al nuevo ombudsman universitario. Él les dijo que no podía hacer nada porque todavía no entraba en funciones.


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