miércoles, 9 de enero de 2008

En defensa del Parque Villa de Seris


Los negocios de Bours contra el ambiente hermosillense


El hermano del gobernador y Vicepresidente del Fideicomiso Impulsor, Ricardo Bours Castelo acepta que los terrenos del Parque de Villa de Seris son una donación de los sonorenses para alentar la inversión en la región, justificando el procedimiento con el débil argumento de que así se hace en otras ciudades.


Carlos Miguel Luna Zavala

El Grupo Ciudadano en Defensa del Parque de Villa de Seris, es un grupo civil que busca conservar el área del entrañable “parque hundido” en las condiciones en que ha servido durante décadas a la sociedad hermosillense como punto de reunión y purificador del ambiente.

Es el Parque de Villa de Seris, uno de los únicos dos parques públicos con importancia ambiental con los que cuenta Hermosillo; el segundo es el Parque Francisco I. Madero.

La amenaza sobre el parque comenzó de manera concreta en los últimos meses del año 2006, cuando se anunciaba en algunos medios informativos la intención de empresarios por tomar esa área para su explotación comercial.

Es en este momento que un grupo de activistas se reunieron para planear una defensa del área recreativa si las intenciones anunciadas se consolidaban.


Los vigilantes


El movimiento ciudadano no fue improvisado, desde el año 2004 existía la inquietud de un grupo de jóvenes por hacer que el Parque de Villa de Seris fuera reconocido como área natural protegida y así evitar que ambiciones comerciales sobre el espacio pudieran progresar.

En aquel tiempo, este grupo de jóvenes universitarios y de preparatoria comenzaron su camino ecologista recopilando información histórica y ambiental, a través de investigaciones y entrevistas a los vecinos, sobre la importancia del parque como depurador del entorno.

Toda esa investigación, fue con miras de tener una base sólida sobre la cual fincar la idea de declarar el parque área protegida.

Pero el mismo año, el movimiento se distrajo y perdió su fuerza. En palabras de Berenice Burgoin, participante de aquel antecedente y del actual grupo, aquél semillero de activistas “era un grupo que se juntaba para divertirse y trabajar, regar plantas, limpiar el parque, jugar voleibol”, y eso que la amenaza no se veía tan concreta como lo es ahora.

Los miembros que participan ahora, en este grupo crecido de aquel del 2004, son personas ampliamente informadas, desde abogados y profesores, hasta estudiantes e investigadores.

Aunque ellos mismos dicen que solo se necesita echar una mirada a la inmensidad del verde y de los troncos en el parque para entender que lo que tenemos en discusión es un área histórica y significativamente saludable para la ciudad.

Como decorado del espacio donde se encuentran junto a una fogata, unas sillas y una mesa para jugar dominó, se pueden mirar carteles con las ideas que motivan la defensa: “vital conservar los pulmones verdes de la ciudad”, “las áreas verdes no se venden, se defienden”.

El grupo nos aclara que ellos no pretenden ser los dueños del parque, ni están bloqueando la posibilidad de utilizarlo, porque entienden que es un bien y un espacio para cualquier ciudadano y es por esto que las puertas se encuentran abiertas día y noche, “nosotros sólo somos los vigilantes”, dicen.


Uso de suelo


Las exigencias fundamentales del movimiento son tres: la aclaración del proceso del cambio de uso de suelo del terreno que soporta las instalaciones del parque, la presentación del estudio de impacto ambiental que sustenta el proyecto y la forma en la que el terreno donde se encuentra el parque ha sido comprado por el gobierno del estado y cedida al fideicomiso Impulsor.

La primera proviene del sorpresivo cambio de uso de suelo del área donde se encuentra el Parque de Villa de Seris, pues pasó de ser un espacio natural a un área mixta disponible para el comercio, sin pasar por el cabildo y sin tener un proceso sólido de consulta ciudadana, como lo especifica la ley de desarrollo urbano de Sonora.

Este punto se expuso ante el Congreso del Estado, después de que el Grupo en Defensa del Parque de Villa de Seris mandara una carta pidiendo un pronunciamiento.

Pero esa carta ya formaba parte de la segunda avanzada del grupo en la búsqueda de apoyo de alguna autoridad para la defensa del parque.

La primera parte había transcurrido en el cabildo y las oficinas municipales de la ciudad de Hermosillo, donde desde el 5 de junio del año pasado, como conmemoración del día mundial del medio ambiente, se presentó una colecta de firmas y una carta en demanda de un soporte de los regidores para atender la causa del movimiento e información sobre el proceso seguido para el cambio de uso de suelo que ocupa el parque.

Del municipio obtuvieron que se regaran los árboles durante dos sábados y una entretenida reunión con las autoridades municipales en materia de ecología, pero nada de respuestas.


Impacto ambiental


El segundo punto es el que parece más sencillo, pero tampoco ha podido ser resuelto por ninguna de las instancias en las que el grupo ha acudido: el estudio de impacto ambiental.

Durante meses pidieron la información al ayuntamiento de Hermosillo, y resultó incómodo hacerlo porque platican que “al parecer es más molesto pedir información que gritar consignas en la calle, a los encargados les molesta que conozcas cosas, y no es que sepamos más, queremos desconocer menos”.

En septiembre en todos lados les decían que el estudio no existía y no estaba en manos de nadie según el portal de transparencia del estado de Sonora.

En octubre, después de seis meses intentando, consiguen una reunión con el presidente municipal Ernesto Gándara para tratar el tema y la plática se puede resumir en una frase: “no es mi asunto”.

En el encuentro, aseguran, el presidente municipal se comprometió a funcionar como mediador entre el grupo y el gobierno del estado.

Así obtuvieron una nueva reunión, esta vez con autoridades estatales y gente del fideicomiso Impulsor. Les presentaron las maravillas del proyecto cultural de “alto nivel” llamado Musas y en ese momento se enteraron de que la iniciativa también abarca la alberca municipal y la Plaza Venustiano Carranza, que colindan con el parque y que para estas fechas ya se encuentra en proceso de destrucción, pues fueron cedidas por el ayuntamiento sin publicitarlo.

Además, se mencionó que el estudio de impacto ambiental favorable al proyecto existía en manos del fideicomiso Impulsor desde marzo; pero en las oficinas de esa institución no pudieron facilitar el documento.

Además de que esa declaración contradice lo que el portal de transparencia arrojaba como respuesta, entonces se preguntan “¿quién miente?”.

Diana Meza Figueroa, investigadora de la Universidad de Sonora y profesora en el Departamento de Geología ha declarado que la zona sur del estado es la que presenta la mayor contaminación de la ciudad, ya que se identificaron en el aire varios metales pesados como el cadmio.

Esta investigación profundiza aun más la necesidad del parque en esa zona, pero las autoridades la única atención que le han dado, es para desmentir el trabajo de Meza Figueroa.


Donación del terreno a la inversión privada


La tercera exigencia es conocer el proceso mediante el cual el fideicomiso Impulsor obtuvo el terreno del Parque de Villa de Seris.

En los periódicos locales se ventiló que el gobierno del estado compró a los ejidatarios de Villa de Seris las 3.5 hectáreas por 15 millones de pesos, después de meses de negociación.

Pero entonces, el parque sigue siendo público ya que pertenece al Gobierno del Estado. Es cuando el área es “vendida” al fideicomiso Impulsor para convertirlo en propiedad privada en el marco legal.

¿Pero, cómo se realizó esa venta? No existen ninguna documentación sobre algún decreto gubernamental en el que se ceda el terreno al fideicomiso o alguna venta de por medio.

Tal parece que esa enorme área pública, lugar de esparcimiento para cientos de hermosillenses y un pulmón vital para la ciudad ha sido donado a la iniciativa privada para que hagan con él su negocio “cultural”.

El grupo de ciudadanos informa que además existe una declaración de Ricardo Bours Castelo, hermano del gobernador y vicepresidente del fideicomiso Impulsor, en la que acepta que los terrenos del Parque de Villa de Seris son una donación de los sonorenses para alentar la inversión en la región, justificando el procedimiento con el débil argumento de que así se hace en otras ciudades.


Espacio comunitario


El Parque de Villa de Seris ha dado cobijo durante años a expresiones sociales tan variadas que no es equivocado entender este espacio como un espacio comunitario incluyente y diverso.

Han desfilado bajo sus árboles los niños scouts de Hermosillo, el pentatlón militar, grupos religiosos, los niños de escuelas primaras y del albergue “Unacari”, músicos, pintores, fotógrafos, incluso festejos políticos.

Al llegar al lugar nos encontramos con las ex-oficinas del DIF con los vidrios destruidos y al fondo una pila de sillas de ruedas en buenas condiciones pero abandonadas y bajo nuestros pies y casi enterradas en la tierra, tarjetas de felicitación: “feliz navidad les desea Lourdes Laborín de Bours”. Los juegos infantiles siguen ahí, los árboles y la gente también, no se necesita más.

“Nosotros conocemos el parque, nosotros lo cuidamos, pero es un trabajo de todos los hermosillenses”, nos dicen Berenice Burgoin y Ana Lucía Castro durante la entrevista. Se les ve animadas y tienen en mente muchas actividades para promocionar el uso del parque: festivales, tocadas, maratones, días de campo.

También surgen las propuestas interesantes como la de incorporar el parque al paisaje urbano, esto porque actualmente se encuentra oculto tras una barda descuidada haciéndolo parecer un edificio más, y la antigua idea de convertir al parque en área natural protegida vuelve a resurgir y con el ánimo que se siente tal vez ahora pueda salir adelante.

Dicen no sentirse desesperadas porque han recibido mucho apoyo de Hermosillo y de México, “hasta de Chiapas y Ensenada nos ayudaron a contactar gente para defender el parque”, nos cuentan. Pero a pesar de esto piden que los hermosillenses tomen conciencia de que la defensa del parque es defensa de todos y que, si la ciudadanía no responde de forma enérgica, esta área verde se va a perder como espacio público y sobre todo como el pulmón latente que todavía nutre de aire limpio a la ciudad de Hermosillo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Perfecto todo hasta aquí! Lo que resta ahora es sacar las manos de los grupos pólíticos de esta lucha. Y no es solo un decir de los medios, es un hecho que yo misma he corroborado al encontrar vehículos del PRD en el parque apoyando esta causa.Quisiera poder decirte nombres, pero no los conozco.

Anónimo dijo...

aun no puedo creer que esto sea un hecho el dia de hoy, hasta donde ha llegado la ignorancia, y la falta de educacion ambiental, ahora siguen las consecuencias en el impacto ambiental, en la ciudad de hermosillo, no hay arboles, muchomenos arboles tan grandes, estamos entre rocas y tierra muerta, ese lugar era con lo unico que contabamos; que tristeza!