miércoles, 9 de enero de 2008

El garrote policiaco contra la juventud


Reprimen tocada en franca violación a derechos
humanos


Como si fuéramos delincuentes o algo así, y los policías agarran a un chico que estaba enfrente de ellos, nomás porque sí, le preguntamos ¿Por qué lo detienen? Y nos contestaron: por que es un desobediente, no obedece las reglas.


Carolina Levario Gim

Hasta ahora les ha valido madres. La policía sigue dando con lo mismo a los jóvenes, sobre todo a los que gustan de asistir a las tocadas de rock.

El garrote policiaco ya es insoportable entre las nuevas generaciones. Se exige respeto, sobre todo a esa policía municipal y todo el cuerpo de represión del gobierno municipal, del estado y el federal, que se han convertido en los campeones de la violación de los derechos humanos.

Ocurrió el pasado sábado 10 de noviembre, cuando unos chavos organizaron una tocada en el patio de la Central Única de Trabajadores, la CUT, en el puro centro de Hermosillo.

Estos hechos violentos se ventilaron en el programa Sangre Violeta que se transmite en Radio Bemba. Dos jóvenes acudieron a ese programa para relatar la manera en que la policía convirtió en campo de batalla el centro de la ciudad.

El sábado 10 de noviembre de 2007, un día después de la manifestación contra la corrida de toros, se organizó la tocada en la CUT, para beneficio de una banda local de música ska, conformada por jóvenes con ganas de hacer música y crear arte, todos estudiantes y sanos.

El evento se organizó porque las bandas de rock local no reciben apoyos institucionales. Las autoridades policíacas lo ven como una trasgresión a la ley y forzosamente, gracias al ímpetu de la juventud, se genera una cultura alternativa a la oficial, que es mal vista y reprimida por los aparatos policíacos, obviamente, por la orden que les dan los gobernantes de doble moral.

Y esa es la razón por la cual, las bandas buscan sus propios fondos, autogestionando su financiamiento, lo cual algunas veces puede ser bastante complicado, sobre todo para muchachos que estudian y trabajan, pero por amor a la música ven la manera de organizar una banda, con todo y sus complicaciones.

Esta banda es un ejemplo de ello, y para financiar su música organizaron una tocada. Y ahí ocurrió un acto de vergüenza contra chavos que acudieron a dicha tocada.

Los acontecimientos, a decir de un integrante de esta banda ocurrieron así.

Como a eso de las 7 a 8:30 de la noche llegó esta banda a la CUT, el lugar de la tocada. Por lo general, las tocadas empiezan a las 9 de la noche, así que todavía tenían tiempo de conectar el sonido y hacer un que otro arreglo.

En eso estaban los de la banda de música, cuando llegaron dos representantes de la ley. Llegaron en moto y el pretexto fue verificar si la tocada tenía el permiso expedido por protección civil para llevarla a cabo.

Efectivamente había tal permiso, pero al decir de los agentes no era el adecuado porque el permiso debía ser para fines de lucro. Y el permiso estaba otorgado para una fiesta particular.

Además de ese cobro inmisericorde, los chavos rockeros tienen que sufrir los obstáculos que se interponen porque supuestamente son el cáncer de la sociedad.

Después de ver que el permiso no estaba bien, el policía advirtió que la tocada se debía cancelar y el organizador acató la orden y se dispuso a suspender la tocada.

Desarmó el equipo de sonido que ya estaba montado, bajo la espada de Damocles de que lo tenía que hacer en 15 minutos.

¿Acaso los policías de Hermosillo tienen la capacidad y desfachatez de ser tan imbéciles? Porque dijeron a voz en cuello que “en 15 minutos ya no debía haber nadie allí o se llevarían al que desobedeciera”.

En lo que el chavo entró, desarmó los instrumentos y demás, llega otra vez la policía, uno de ellos lo toma del brazo, y le dice: “haber tu morro, el organizador, vas pa´ dentro, no quisiste hacer caso”.

Después de que lo metieron al bote sin previa orden judicial, violándole sus garantías individuales, el chavo platicó a Caracol la manera en que lo detuvieron: “El policía me agarró del cuello, me torció el brazo y me metieron a la perrera, no me dejó ni explicarle que andaba desarmando la batería, ahí nomás, así lo quiso hacer el bato.”

Después de este suceso, comentó que los chotas comenzaron a subir gente “a lo loco” a las patrullas. Algunos apenas iban llegando al evento y no sabían que pasaba, otros sólo pasaban por la calle, algunos más se iban yendo; la persecución se extendió hasta las calles del centro de la ciudad, persiguiendo a los chicos como si fueran criminales, aún cuando ya habían acatado la orden que la “justicia” dio, ya se habían ido de la CUT.

El saldo del operativo policiaco fue de 15 muchachos, en su mayoría menores de edad, detenidos y trasladados a la comandancia Centro.

Les pidieron sus nombres a cada uno, a los mayores de edad los dejaron irse rápido, los menores debían hablarles a sus padres, el chico entrevistado nos dijo que uno de esos chavos que estaban detenidos, menor de edad, tenía un papá judicial y que no sabe bien pero como que los iba a sacar dicho señor.

De acuerdo a la denuncia que presentaron dos muchachas en Radio Bemba, cuando llegaron a la tocada como a las nueve y media, todavía no eran ni las once, todavía ni empezaba el evento, llegamos y estaban unos oficiales en la puerta, obstruyendo la entrada al local, y pues yo y mi amiga preguntamos: ¿por qué no se va a hacer? Y como siempre, no nos pudieron dar la información, y nos empezaron a agredir, tanto acá físicamente, porque nos empujaron, y a gritar acá, “tu que te metes niña” “¿a ti que te importa?”

Ya cuando nos pudimos meter al “CUT”, porque estaba bien denso el ambiente afuera, muchas patrullas, como si fuéramos delincuentes o algo así, y los policías agarran a un chico que estaba enfrente de ellos, nomás porque sí, le preguntamos: ¿por qué lo detienen? Y nos contestaron: porque es un desobediente, no obedece las reglas.

A varios amigos los golpearon, a un amigo le golpearon el rostro, a una compañera, una señora oficial, le pegó una patada en la pierna. Los policías nunca dejaron que les viéramos los gafetes.

La patrulla grandota, la perrera como le dicen, era la que un día antes había estado en la manifestación anti-taurina, pero si ibas a tratar de ver el número de patrulla, te decían: “¿qué quieres ver?” “¿quieres que te subamos o qué?”

Los dejaron irse a todos en 20 minutos. Es decir en menos de una hora ocurrió un acto represivo como éste y nadie se entera, esos chavos pudieron ser cualquiera, un hij@, un herman@, prim@, nosotros mismos, porque tal pareciera que ser joven es igual a ser sospechoso.

Las jóvenes hicieron un llamado a la juventud para conocer sus derechos y saberlos defender. Nosotros promovemos la cultura con este tipo de eventos. Es nuestra cultura, nuestro modo, y también el arte, la música, a los medios que tenemos, pero lo estamos haciendo, es una manifestación cultural, que se nos está siendo negada por las autoridades, y además se está criminalizando como si realmente fuera un pecado expresar la realidad como nosotros la vemos, y nosotros no sabemos como manejarlo, no sabemos cuales son nuestros derechos, que somos libres de decir y expresar lo que sentimos, lo que pensamos.”

Esta es una muestra de la falta de tolerancia hacia las muestras de expresión que los jóvenes utilizan, ellos buscan su forma, y si en dado momento esta expresión molesta, es por que los jóvenes reaccionan ante la situación, las formas no están para calificarse debido a los medios que el estado utiliza para mantener esa “estabilidad” ficticia en el país.

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